La revolución llegó al porno de la mano de una joven madrileña de 31 años licenciada en Bellas Artes: Amarna Miller. Amarna fue pornstar y directora y productora de cine XXX. En la actualidad, es una activista que lucha en defensa de los derechos de la mujer y el colectivo LGTBI.
Esta mujer, que en su día se declaró bisexual y amante del BDSM (en especial del shibari, la variante japonesa del Bondage), llegó al mundo del porno por varios motivos.
El primero de ello fue que le gusta el sexo. Y que le gusta experimentar con él. Y que cree que hay fantasías sexuales que, de no haber sido pornstar, hubieran sido muy difíciles de cumplir. Follar en una sauna, por ejemplo. O escenificar un encuentro sexual de alto voltaje entre un profesor y una alumna. O ser penetrada mientras está colgada del techo.
Buscar por internet vídeos porno de Amarna Miller es una manera de hacerse una idea de los gustos sexuales de esta morbosa mujer.
Otro de los motivos que la actriz madrileña esgrime a la hora de explicar el porqué de su elección profesional en aquel momento de su vida es que se reconoce profunda y cachondamente exhibicionista. El exhibicionismo que conlleva en sí el hecho de ponerse ante las cámaras para practicar sexo la excita. Mucho. Saber que había una cámara grabándola y que después habría gente que mirará esas escenas la humedecía de lo lindo.
Revolucionaria del cine porno
Eso sí: y eso es lo verdaderamente revolucionario en la forma de intrepretar el género de esta porno star es que ella no se puso nunca ante las cámaras simplemente para hacer todo aquello que le pidieran u ordenaran que hiciera.
Al igual que otras mujeres participantes en el “movimiento” que se ha dado en llamar porno femenino, esta actriz madrileña intentó abrir nuevos caminos dentro del género.
Esa renuncia a la obediencia estricta fue, sin duda, lo verdaderamente revolucionario de Marina (pues ése es su verdadero nombre) como actriz porno: que los guiones debían construirse acorde a sus gustos. Ella, por ejemplo, no grababa escenas de sexo anal. Ni de DP (doble penetración). Ni se prestaba a escenas de gangbang (sexo con varias personas al mismo tiempo).
Quienes conocían a Miller dentro de la profesión sabían que ella que no se acostaba con cualquiera y que si en una producción no le gustaba el actor o las prácticas que le proponían grabar, rechazaba el trabajo. Lo mismo hacía si no le gustaba la calidad de la producción.
La regla de oro del comportamiento de esta activista durante su carrera profesional como pornstar era grabar sólo prácticas con las que disfrutara, con gente que le atrajese y compañías con las que le gustara trabajar. Ni estaba disponible para todo ni para todos, decía en su momento. Y mantener esa actitud, afirma, no le hizo estar sin trabajo.
Basta con buscar en la red vídeos de Amarna Miller para comprobar hasta qué punto dice la verdad este bombón madrileño.
Quien se asome a internet y teclee el nombre de esta morbosa pelirroja podrá ver fácilmente a Amarna Miller follando. No en vano, la madrileña grabó más de 400 escenas de cine para adulto.
En muchas entrevistas, la actriz y activista ha querido destacar, recordando su tiempo como actriz porno, que la vida del y de la pornstar no es sencilla. Por eso ha comentado en más de una ocasión que hay actrices pornos que redondean sus ingresos como prostitutas, como chicas de relax o como escorts.
Amarna Miller: libro a la vista
Miller, que se declara amante del arte y de la fotografía, creó también su propia productora, Omnia-X, cuando sólo tenía 19 años. A través de dicha productora dio rienda suelta a su imaginación y colaboró con otros actores y actrices del mundo del cine porno para crear una producción con aroma a denominación de autor.
El propósito de Amarna era luchar contra una representación de la sexualidad, la de la pornografía mainstream, que ella ha calificado siempre como falsa.
Posturas eróticas acrobáticas, orgasmos fingidos, sexo falso, sin besos, sin pasión, sin carnalidad verdadera. “Burda réplica de la realidad”, señaló la propia Amarna cuando en agosto de 2014, rendida, anunció el cierre de la productora.
Lo que ella había pretendido con Omnia X, señaló en aquel momento, era “palpar la conexión”, mostrar “las miradas de deseo, las caricias arrebatadas y la lujuria”.
Tras cinco años de experiencia, Miller bajó la persiana de su productora, pero siguió implicada en la promoción de otro tipo de pornografía. Ideas no le han faltado nunca: desde vender desde su página web alguna de las braguitas que ha usado en sus rodajes o colecciones de fotos hasta el rodaje personalizado de vídeos realizados a partir de ideas que el futuro comprador del video le daba.
Esta ex-actriz porno española ha aporta a este universo la frescura de sus ideas, una frescura que contrasta con el color siempre llamativo de su pelo, a veces pelirrojo fuego, en ocasiones caoba. Ese pelo (y su mirada directa y morbosa) impacta al contrastar con la blancura de su piel. Así, su imagen resulta, siempre, un derroche de sensualidad, erotismo y libertad.
Colaboradora ocasional de medios de comunicación como El País de las tentaciones o el diario Ara, ha participado en diversos programas de radio y televisión y es autora del libro Manual de psiconáutica y, en formato digital, La guía responsable para hablar del trabajo sexual en los medios. Actualmente está a punto de lanzar al mercado su última obra Vírgenes, esposas, amantes y putas.
Quien desee adentrarse en el pensamiento y en las opiniones sobre temas relacionados con la feminidad y el sexo, puede hacerlo leyendo el último libro de Amarna Miller.