¿Te atreves conmigo?
Una mujer con nombre de continente y apellido con reminiscencias a piedra preciosa sólo puede ser una mujer muy especial. Con ese nombre, sólo se puede ser atractiva. O, en su defecto, muy atractiva. Asia Argento pertenece a ese tipo de mujeres. Una mirada de Asia Argento basta para dejar clara las cosas. Ella sabe que es guapa, ella sabe que es sexy y ella sabe que los hombres empiezan a tener pensamientos sucios en cuanto se enfrentan a su sensualidad inexcusable, y, sabiéndolo, nos reta con su mirada. ¿Te atreves?, parece preguntarnos al clavar en nosotros sus ojos. Ése es el privilegio que se permiten las mujeres que saben el terreno que pisan y lo que los hombres deseamos.
Asia Argento, por desgracia para ella, sabe bien lo que quieren los hombres. Son varios los hombres que se lo han demostrado, cada cual a su manera, cada cual a su estilo. El más famoso de entre todos los hombres que se han sentido atraídos por la sensual Asia Argento ha sido el célebre productor norteamericano Harvey Weinstein, copropietario del gigante de la distribución cinematográfica Miramax y el mismo al que una setentena de actrices entre las que podemos encontrar los nombres de Ashley Judd, Paz de la Huerta, Lena Headey, Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow o Salma Hayek han acusado de abusos sexuales.
Eso de que las actrices deben acostarse con los productores para poder avanzar en su carrera es algo así como un mantra, una especie de estereotipo que, de tan repetido, ha llegado a ser tomado casi como una broma. Pero, por lo que parece, de broma… nada. O no del todo. Para nuestra sexy Asia Argento, por ejemplo, y según ella cuenta, no parece haberlo sido. Y para todas esas setenta mujeres, tampoco. Un productor todopoderoso como Harvey Weinstein se ha servido presuntamente y durante años de su poder y su influencia para beneficiarse a guapas actrices que, en la inmensa mayoría de los casos, tenían miedo de ver naufragar sus incipientes carreras cinematográficas si se enfrentaban a los deseos de Weinstein.
Asia y Wenstein
Asia Argento, protagonista de films como Maria Antonieta, Go Go Tales, New Rose Hotel o Perdiamoci di vista! declaró hace ya un tiempo que cuando tenía 21 años fue invitada a una fiesta que Miramax organizaba en uno de los hoteles más lujosos de la Costa Azul con motivo de la celebración del Festival de Cannes y la presentación de B. Monkey, una película producida por Weinstein. Pues bien: la invitación a la fiesta era falsa. No había tal fiesta. En verdad, la fiesta era, así la ha calificado ella, una pesadilla. Al llegar a la habitación que le había sido asignada para alojarse, se le apareció Weinstein. Iba “vestido” únicamente con una toalla y un bote de aceite de masaje. Asia Argento ha contado que el productor le pidió que le hiciera un masaje, la obligó a practicar sexo oral y la violó.
Asia Argento ha contado también que, tras aquel primer episodio de abusos, mantuvo durante varios años y en repetidas ocasiones repetidas relaciones con Weinstein. “Delante de él me sentía pequeña, estúpida y débil”, ha declarado Asia. Y tenía miedo de que él destruyera su carrera.
Asia Argento no se ha limitado a denunciar a Harvey Weinstein. También ha confesado haber sido objeto de abusos por parte de diversos directores. Si es cierto lo que cuenta (¿y por qué no habría de serlo?), cuando tenía 16 años de edad sufrió los abusos sexuales de un actor y director italiano del que no ha querido dar nombre. Años después, sostiene, un importante director estadounidense la drogó y violó cuando estaba inconsciente. ¿Cómo recuperarse de algo así?
La guapa Asia Argento, la sexy Asia Argento, esa Asia Argento que nos desafía en alguna que otra fotografía con su descarado y desvergonzado desnudo, ese desnudo que se nos asemeja a un reto, ha tenido que hacerse dura a la fuerza. Ella dice sentirse liberada desde que contó lo que ha contado y confiesa que esas experiencias de abusos han marcado sus relaciones con otros nombres a lo largo de sus vidas.
Asia e Italia
Aunque pueda sorprender, las declaraciones de Asia Argento le han acarreado un sinfín de críticas en su Italia natal. Y muchas de esas críticas, además, le han sido lanzadas por mujeres. Son muchas las personas que, en Italia, han dicho que de lo que Asia Argento ha hablado no ha sido exactamente de abusos sexuales, sino de intercambios sexuales consentidos para, gracias a ellos, obtener favores profesionales. De alguna manera, la han acusado de prostituirse para, de ese modo, subir algunos escalones en su profesión.
El debate, en Italia, ha sido duro. Han surgido voces a favor y en contra de Asia Argento. Las voces que la han apoyado hablan de valentía y se sirven de su experiencia y de la reacción furibunda contra ella para explicar por qué muchas mujeres en Italia permanecen en silencio y callan los abusos físicos y sexuales padecidos. Esas mujeres callan y sufren en silencio los abusos porque no quieren ser maltratadas públicamente como lo ha sido Asia Argento por parte de los tertulianos y tertulianas de Italia.
Que la prensa de su país la haya tratado de promiscua y le haya criticado que no pusiera freno entonces a los abusos o los hiciera públicos en el preciso instante en que sucedieron ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de la actriz y directora. Asia Argento ha decidido estar un tiempo fuera de Italia. “Volveré cuando las cosas mejoren para luchar junto a otras mujeres”, ha dicho.
A sus cuarenta y dos años, 24 después de que su padre, Dario Argento, famoso director, productor y guionista italiano, la dirigiera en Trauma (película en la que lucía uno de sus múltiples desnudos), Asia Argento, la bella Asia Argento, la sensual Asia Argento, la provocativa y retadora Asia Argento, la descarada Asia Argento, la polifacética Asia Argento (Asia no sólo es actriz y directora, también ha escrito una novela) ha decidido liberarse de todo ese lastre que, imaginamos, pesaba dentro de ella.
A nosotros, que tantas veces hemos mirado a Asia Argento desnuda como se mira a las diosas inalcanzables, a nosotros (que tantas veces nos hemos entregado a los placeres de Onán contemplando las películas en las que sale Asia Argento desnuda y follando o las fotografías de Asia Argento desnuda, la confesión de esta bella mujer italiana nos ha servido para sentirla más humana, más cercana, más nuestra.
Comprendemos el deseo de esos directores y productores que, en su día, perdieron el control o utilizaron su poder para abusar sexualmente de Asia Argento. Es difícil mirar a Asia Argento y no pensar en sexo. Pero no aplaudimos lo que hicieron. Es más: lo condenamos. Sin paliativos. No nos importan sus excusas (si las tienen). El abuso siempre será condenable. En cualquier circunstancia. Ningún rango de belleza justifica el abuso que un hombre enardecido por el deseo ejerza sobre una mujer. Tenemos muchas dudas pero en eso ninguna. Absolutamente ninguna. NO ES NO antes y durante. Uno de los grandes tesoros de los que podemos disfrutar los seres humanos es el sexo, pero el sexo sólo es divertido, enriquecedor y gozoso si es libre y consentido. Y así es (sí, lo confesamos) como nos gustaría tener sexo contigo, Asia Argento. Es así como lo soñamos: como punto final de una velada en la que el deseo fuera creciendo como una enredadera, como el resultado de dos deseos que milagrosamente coinciden y se entregan a un delirio que deja en los dos rostros, en el tuyo y en el nuestro, la luz siempre deslumbrante de la dicha.