La fotógrafa heredera de Vermeer
Carla van de Puttelaar, fotógrafa holandesa, suele contar en sus entrevistas que experimenta una sensación extraña cada vez que, en una librería o en un kiosco, contempla las portadas de las revistas de moda. Chicas retocadas. Photoshop. Eso es lo que Carla van de Puttelaar ve al contemplar las fotografías que ilustran esas revistas. Algo que se aleja de lo que es natural en la inmensa mayoría de las mujeres.
Junto a esas chicas retocadas y pluscuamperfectas, la mujer corriente y moliente puede sufrir el complejo del patito feo. ¿Cómo verse guapa al lado de una fotografía de Barbara Palvin, de Bianca Balti o de Adriana Lima, por citar sólo los nombres de tres modelos? Pues bien: el objetivo principal de esta fantástica fotógrafa que es Carla van de Puttelaar es demostrar que la mujer que no es modelo ni vive de la pasarela, la que no copa las portadas de las revistas de moda ni engalana las marquesinas de las paradas de autobús, debe hacerse fuerte, fomentar su autoestima y mostrar su propia belleza individual.
Y es que, sostiene Carla van de Puttelaar, cada mujer posee su belleza individual, una belleza personal e intransferible y, por tanto, no estandarizada como en demasiadas ocasiones parece ser la belleza reflejada por las publicaciones indicadas y por el mundo de la publicidad. Y es esa belleza particular, precisamente, la que la fotógrafa holandesa intenta, cámara en mano, capturar e inmortalizar en cada una de sus sugerentes y siempre elegantes imágenes.
Carla van de Puttelaar ha convertido la piel de la mujer en protagonista principal de sus fotografías. Los pequeños lunares, por ejemplo, adquieren una importancia capital en muchas imágenes de Carla van de Puttelaar. Ésta afirma que siente verdadero horror ante “la belleza plastificada mostrada en los medios de comunicación, que es aceptable para muchos, pero vacía en el corazón”. Para mostrar ese corazón esencialmente femenino Carla van de Puttelaar muestra mujeres que, lejos de provocar con sus posturas, se muestran muy relajadas, inmersas en sus propios mundos y pensamientos.
Para mostrar ese aire relajado, Carla van de Puttelaar se inspira en las técnicas de iluminación de los pintores holandeses de la Edad de Oro. El trabajo de autores como Gerard ter Borch, Adriaen Brouwer, Gerrit Dou, Jan van Goyen, Frans Hals, Cornelis de Heem y, por supuesto, Jan Vermeer puede intuirse en el arte retratista de Carla van de Puttelaar.
Los colores apagados de los retratos de Carla van de Puttelaar dan a sus fotografías y a las mujeres retratadas en ellas un aire suave y delicado, casi adolescente, casi virginal. Las fotografías de desnudo femenino de Carla van de Puttelaar transmiten una sensación de frágil sensualidad y de una ternura elegantemente contenida.
La fotografía de Carla van de Puttelaar, pese a prestar atención a la piel, no olvida la importancia de la forma. Lo que esta personalísima fotógrafa holandesa enfatiza en sus fotografías es la personalidad de cada una de sus retratadas, su erotismo más íntimo, su vulnerabilidad y, en algunas ocasiones, su alienación. En muchas de esas fotografías la mujer retratada aparece con los cojos cerrados, lo que nos hace sentir, en cierto modo, voyeurs absolutos de la intimidad de esas mujeres.
Nacida en Zaandam en 1967, Carla van de Puttelaar vive y trabaja en Amsterdam. Graduada en la Gerrit Rietveld Academy de Amsterdam, Carla van de Puttelaar ha recibido diversos premios a lo largo de su carrera y ha expuesto en numerosas galerías y museos de todo el mundo. Entre sus libros publicados cabe destacar los siguientes: Galateas (2008), The Beholder’s Eye (2008), Jewel Box (2011), Light on Legs (2011), Carla van de Puttelaar, Kahmann Gallery (2013 and 2015).
A continuación puedes contemplar algunas de las más sensuales fotografías eróticas de Carla van de Puttelaar.