La idea pictórica del bodegón se ha asociado normalmente a la imagen en que se representan animales, frutas, flores y otros objetos que pueden ser naturales o hechos por el hombre y que están ubicados en un espacio determinado. Quien más quien menos, cuando piensa en un bodegón, piensa en un cuadro en el que aparece un frutero, alguna pieza de caza, algún jarrón acompañando a algunas viandas… A los cuadros en los que aparecen seres humanos en primer plano, por su parte, se les llama retratos. Sin embargo, hay un autor, el pintor estadounidense John Kacere, de cuyos cuadros se ha dicho que, pese a representar partes muy concretas de la anatomía femenina y siendo, por tanto, retratos de esas partes anatómicas, adquieren un cierto carácter de bodegones en los que, en lugar de alimentos, perdices cazadas y jarrones de vino, lo que se representa es la carnalidad, la sensualidad y las líneas leves y suaves que, en la mayoría de los casos, puede caracterizar el cuerpo de la mujer en esa zona de su cuerpo en la que, como dice la popular expresión, la espalda pierde su sacro nombre.
John Kacere, pintor fotorealista, ha creado un tipo de pintura, tanto por la temática como por la técnica empleada para plasmarla, muy reconocible y personal. De ella se ha dicho que tiene un aire muy ochentero y que incita a la fantasía erótica. Kacere pinta una y mil veces el mismo tipo de cuadro: la parte del cuerpo de la mujer que va de entre apenas unos centímetros por debajo del pecho hasta apenas un poco por encima de la rodilla. Por delante y por detrás, ésa es la temática preferida por John Kacere para plasmar sus cuadros.
En los cuadros de John Kacere, sin embargo, no encontramos la desnudez absoluta. Todas las mujeres pintadas en sus cuadros lucen ropa interior. Así, John Kacere despliega en su obra todo un catálogo de piezas de lencería de todas las formas y colores. Con lacitos, sin lacitos, con ligas, sin ellas, más o menos rectadas, más o menos provocativas… las prendas de ropa interior que John Kacere pinta en sus cuadros son, cuanto menos, sugerentes. Difícil con quedarse extasiado ante la demostración de buen gusto y, al mismo tiempo, sensualidad que muestran sus cuadros. No hay en ellos obscenidad y si el pensamiento se vuelve obsceno es, simple y llanamente, porque nuestro pensamiento lo es. Kacere se fija en los detalles más sutiles de los encajes y de las tiras de seda de las prendas de lencería y las plasma con elegancia sublime.
Nacido el 23 de junio de 1920 (fecha de solsticio, fecha de fiestas llenas de sensualidad, fecha de apertura al tiempo cálido del verano), John Kacere fue un autor precoz. Con tan solo 12 años, y antes de entrar en la Escuela de Arte de Chicago, ya firmó su primera obra como artista profesional. Fue en la mencionada escuela cuando Kacere empezó a demostrar que en esa época se sentía atraído por las obras de artistas como Degas, Toulouse-Lautrec, Van Gogh, Ingres o Holbein. Sería años más tarde, durante su período en la Armada de los USA, cuando Kacere empezó a sentirse interesado por autores como Miró, Picasso, Matisse o Klee.
Aunque en un determinado momento de su carrera, concretamente a principio de los 50 del siglo pasado, John Kacere mostró cierto interés por el expresionismo abstracto, lo cierto es que llegada ya la década de los sesenta su obra se volvió radicalmente realista, hasta el punto de que se le ha catalogado como precursor del fotorrealismo americano, término que él siempre rechazó. Profesor en diversas escuelas y universidades, sus obras (muchas de ellas de gran formato) se han expuesto en colecciones, galerías y museos de todo el mundo. Kacere falleció el 5 de agosto de 1999 en el mismo estado de Iowa que le vio nacer.
A John Kacere, debido probablemente a su reincidencia temática, se le ha tachado de fetichista y, en cierto modo, de convertir a la mujer en una especie de objeto. Para Kacere, sin embargo, la mujer, lejos de ser un objeto, es “la fuente de toda la vida, la fuente de regeneración”. En ese sentido, su trabajo, afirmó en una ocasión el pintor estadounidense, intenta “elogiar ese aspecto de la feminidad”. Ésa es también nuestra intención al mostrar en este artículo una pequeña selección de la obra de John Kacere.