Un fantástico regalo para el día del Libro
El 23 de abril es una de esas fechas que está grabada a fuego en el calendario vital de todos los amantes de la lectura. Día del Libro. Día de poder acercarse a los escritores favoritos y cumplir el rito mitómano de llevarse su firma estampada en las primeras páginas de uno de sus libros. Día de ponerse al día de todo lo que se va publicando (que es mucho) y de sentir la rabia de saber que no podremos leer tantos libros como nos gustaría leer. Día de descubrir obras que, por un motivo u otro, nos sorprenden desde los escaparates o las estanterías de casetas y librerías.
En este 23 de abril hay una novedad editorial a la que no pueden permanecer ajenos los amantes del erotismo. Esa novedad editorial la ha lanzado al mercado la editorial Lunwerg, perteneciente al grupo Planeta, y está llamada a convertirse casi en un objeto de culto. ¿Su título? Cuando el negro se hace rosa. ¿Su autor? Un grupo de jóvenes ilustradores, diez en concreto, que han creado diez ilustraciones exclusivas que, acompañadas de diez textos, pretenden hacer un recorrido por las diferentes vertientes de la sexualidad y el erotismo.
Cuando el negro se hace rosa no es un libro normal. Su apariencia de acordeón nos permite el incluirlo en el grupo de las obras que podríamos calificar como libro-objeto. En él, las ilustraciones eróticas y los textos (poemas o pequeños relatos) participan en una simbiosis a la que dan unidad los dos colores que aparecen en el título y con los cuales los artistas participantes en la autoría de la obra se bastan para presentar diversas prácticas sexuales o formas de entender el sexo. ¿Por qué esos colores y no otros? La explicación la da Chamo San, uno de los autores junto a Mariadiamantes, Amaia Arrazola, Conrad Roset, David de las Heras, Ricardo Cavolo, Maria Herreros, Paula Bonet, Sergio Mora y Lyona: al utilizar esos colores, los autores pretendían “desvelar lo que está en la oscuridad y mostrarlo como algo cálido y amable”.
Hay muchos tipos de sexo
En Cuando el negro se hace rosa caben la masturbación, la fantasía erótica, los preliminares, el sexo anal, la pasión más desatada y animal…
Amaia Arrazola, por ejemplo, se sirve de la temática de la fantasía erótica para elaborar su ilustración erótica para Cuando el negro se hace rosa. El sexo ilustrado por Arrazola es el sexo imaginario que se vive con la persona que está a distancia. Esas personas se piensan los pliegues y las dobleces y, en un esfuerzo imaginativo, intentan adivinar o intuir aquello que no se conoce. En la historia y en la ilustración de Arrazola se mezclan la imaginación, la evocación y el fetichismo para crear un texto y una ilustración en los que, por encima de todo, destaca la sutileza de un universo en el que la barrera entre lo erótico y lo pornográfico se desdibuja según sopla sobre ella la brisa de la imaginación. Los personajes que aparecen en la ilustración erótica con la que Arrazola ha participado en Cuando el negro se hace rosa follan imaginariamente en múltiples lugares. La ducha, la mesa, la silla o el sofá sirven para convertirse imaginariamente en lugares propicios al amor.
Ricardo Cavolo, al revés que Arrazola, se aleja de las coordenadas de la sutileza y se adentra en los territorios del sexo más animal. Para realizar su ilustración, Cavolo se ha inspirado en el arte naif del pintor francés Henri Rousseau (1844-1910). Una selva salvaje y una figura felina que ataca a un muchacho de color son los elementos que sirven a Cavolo para representar un amor selvático que deja en Cuando el negro se hace rosa una pincelada de pasión sin barreras en la que se quiere simbolizar cómo el animal que el ser humano esconde dentro de sí se permite salir a pasear cuando nos dedicamos a las tareas propias del sexo.
No parece tampoco que tenga demasiadas barreras la vertiente de la sexualidad de la ilustración erótica realizada por Lyona. La ilustración de Lyona está dedicada a la orgía y en ella puede contemplarse cómo, enlazados entre sí de manera lineal hasta adoptar en conjunto una forma semejante a la de la serpiente, los protagonistas de la escena dibujada se entregan a prácticas que van del cunnilingus a la felación pasando por la penetración vaginal, el lesbianismo, el beso negro o la masturbación. Todo ello contemplado por un gatito que asiste, impávido, a la desenfrenada orgía plasmada por Lyona en Cuando el negro se hace rosa.
El de la masturbación, precisamente, es el tema a quien dedica su ilustración erótica Mariadiamantes. El cunnilingus y la felación, por su parte, están también presentes en el que Paula Bonet dedica a los preliminares. El texto que acompaña a la ilustración de Paula Bonet en Cuando el negro se hace rosa es, a ese respecto, diamantino: “Mi sexo en tu cara y el tuyo en la mía. Tus dientes presionan muy fuerte mi coño. Tu lengua en mi lengua, tu leche en mi boca. Lametazos en la noche del tacto. Pero primero que muerdan tus manos mi piel como muerden mis labios”.
Maria Herreros, por su parte, ha recreado el sexo anal en una ilustración que, recordando a las tradicionales ilustraciones eróticas del shunga japonés, está inspirada en una carta muy subidita de tono que James Joyce, el mítico escritor irlandés, escribió a su esposa.
Un texto literario también, en este caso del autor uruguayo Eduardo Galeano, es el que ha servido de fuente de inspiración al artista David de las Heras para realizar su ilustración erótica para Cuando el negro se hace rosa. Basándose en un texto de “El libro de los abrazos”, de las Heras ha querido plasmar esos fuegos que nos encienden.
De una manera u otra, lo que Cuando el negro se hace rosa pretende es mostrar, sin tabúes, corsés ni censura alguna, lo que normal y extrañamente se tiende a ocultar bajo un velo de vergüenza o de falso puritanismo. Sin duda, Cuando el negro se hace rosa es un excelente libro-objeto para regalar a nuestra pareja el 23 de abril. En él se puede encontrar un pequeño catálogo de prácticas que nunca deberíamos desechar por sistema de nuestra vida sexual sin, al menos, haberlas experimentado alguna vez.