Un canto al sexo libre
41 son los relatos eróticos que componen Hazaña erótica del cuarentón hijoputa, una obra realizada por Hernán Migoya (Ponferrada, 1951) y Santiago Sequeiros (Buenos Aires, 1971) y editada por la editorial Dibbuks. Los relatos que aparecen en Hazaña erótica del cuarentón hijoputa ya fueron publicados en su día en la revista Primera Línea. Ahí empezó a publicarlos Hernán Migoya en 2013 y es ahí, en esa misma publicación, donde fueron apareciendo esos 41 relatos hasta el año pasado.
¿Qué son esos 41 relatos? Principalmente, un canto a la libertad sexual. Un canto a la lujuria. Un canto al sexo embreado de humor. El protagonista de todos esos relatos es “el cuarentón hijoputa”. El “cuarentón hijoputa” satisface o busca la manera de satisfacer sus necesidades sexuales relacionándose con mujeres, practicando tríos, participando en orgías, manteniendo relaciones sexuales con hombres… Hernán Migoya, autor de estos relatos, dice que los mismos le sirven para sacar “lecturas satíricas del mundo y la sociedad de hoy” o, dicho de otro modo, para reírse “de todo”.
Hernán Migoya, guionista de cómic, de cine y escritor, redactor jefe de la mítica revista El Víbora entre 1992 y 1998 y traductor para Ediciones La Cúpula de toda la obra del maestro del cómic estadounidense Peter Bagge, ha sido autor de múltiples relatos eróticos. Algunos de ellos formaron parte de Todas putas, una obra que se hizo polémicamente famosa porque su editora, Miriam Tey, fue nombrada directora del Instituto de la Mujer. Entre los libros publicados por Hernán Migoya podemos encontrar Putas es poco (continuación de Todas putas), El hombre que era rejoven, Los que murieron te saludan, Quítame tus sucias manos de encima o Una, grande y zombie, entre otras.
El escándalo originado a partir de la edición de Todas putas hizo que Migoya marchara a vivir a Perú. Allí reside desde hace varios años. Allí, afirma en una entrevista concedida a El Periódico de Catalunya, hay “una sociedad más relajada, que no tiene miedo a hacer chistes”.
Hernán Migoya, amante de los retos, no dijo que no en su momento a la posibilidad de convertir en cómic Tatuaje, la primera novela de las que Manuel Vázquez Montalbán dedicó a su personaje Pepe Carvalho. Tatuaje, ilustrada por el dibujante Bartolomé Seguí, vio la luz hace apenas unos meses.
Ilustración surrealista
En esta ocasión, y para ilustrar Hazaña erótica del cuarentón hijoputa, Hernán Migoya contactó con el dibujante argentino afincado en España Santiago Sequeiros. Sequeiros, autor de obras como Ambigú, Nostromo quebranto o To apeirón, ha creado para Hazaña erótica del cuarentón hijoputa una ilustración en la que predominan los rojos, los negros y los blancos.
Hernán Migoya, en una entrevista concedida a María Palmero, de El Confidencial, ha dicho del ‘cuarentón hijoputa’ que es un personaje “muy generoso, porque te permite combinar todas las estupideces que se te ocurren en la vida real y no podrías meterlas en una serie o película”. Migoya afirma que el ‘cuarentón hijoputa’ es un personaje ridículo pero que funciona, una especie de muñeco deformable. El objetivo de todos los relatos presentes en Hazaña erótica del cuarentón hijoputa es “reflejar el vacío que hay detrás de toda exploración sexual”. En tiempos en los que se demoniza al sexo y en que se vuelve a vivir un cierto ambiente regresivo que devuelven a la sociedad a épocas pasadas, Hazaña erótica del cuarentón hijoputa intenta exaltar el sexo libre de culpa.
Respecto a sus ilustraciones, Santiago Sequeiros ha comentado cómo éstas experimentan una evolución a lo largo de Hazaña erótica del cuarentón hijoputa. Sequeiros se declara negado para el dibujo erótico. Su aportación a la obra es, en ese sentido, mucho más psicológica que erótica. A partir de la primera sodomía que aparece en la obra, Sequeiros empieza a cambiar las partes del cuerpo en los dibujos. Éstos, por decirlo de algún modo, se vuelven más surrealistas. Los protagonistas, afirma Santiago Sequeiros en la mencionada entrevista de El Confidencial, muestran sus amputaciones, unas amputaciones que, sostiene el dibujante, son más psicológicas que físicas. En cierto modo, afirma, lo que las ilustraciones eróticas de Hazaña erótica del cuarentón hijoputa muestran es el fondo torturado del dibujante que las ha realizado, su “emocionalidad jodida”.