El de George Barbier es uno de los grandes nombres de la historia de la moda. Pintor e ilustrador Art Decó nacido en Nantes en 1882 y fallecido en París en 1932, Barbier diseñó vestuarios y decorados para lugares míticos como el Folies Bergère, para grandes compañías como los Ballets Rusos o para artistas de la talla de Rodolfo Valentino y de la sensual y rompedora Josephine Baker, la famosa vedette negra y bisexual a la que se la llamó la “Venus de ébano” y que fue toda una estrella en el París de los años veinte y treinta.
De la obra de George Barbier se ha dicho que es magnífica, delicada, sublime y, por supuesto, bella. Barbier, como diseñador, era elegante y refinado, un perfecto representante de lo que fue el estilo Art Decó, un movimiento artístico que durante el llamado período de entreguerras (es decir: el que medió entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial) dejó su impronta en la arquitectura, la decoración y en los diseños de moda e interiores.
Si tuviéramos que destacar las características principales del estilo Art Decó hablaríamos de profusión ornamental, de uso de materiales lujosos (ébano, palisandro, baquelita, cromo, pieles de carey o zapa, etc.) y de la presencia constante de motivos vegetales y geométricos.
En el estilo Art Decó existió siempre un algo de sensualidad que, en las creaciones de George Barbier, se hizo especialmente relevante. Y es que George Barbier, como ilustrador, hizo convivir en sus creaciones todo lo que socialmente se consideraba si no directamente prohibido sí incorrecto. Por eso hemos decidido dedicar un artículo de nuestro blog a George Barbier y a su obra: porque en ella la sensualidad y el erotismo están absolutamente presentes.
En las ilustraciones de George Barbier podemos encontrar escenas de homo y bisexualidad. También podemos contemplar en ellas imágenes que nos hacen pensar en orgías que se desarrollan en fumaderos de opio o en lugares en los que el placer es el dios al que todos los presentes adoran. Al hablar de las ilustraciones de George Barbier estamos hablando de ilustraciones que recrean unos ambientes muy concretos de lo que se ha dado en llamar “los felices veinte”, unos años de prosperidad económica y en los que, como en todo tiempo en los que la economía vive una fase expansiva, el hedonismo impregna el comportamiento de amplias capas de la sociedad.
George Barbier, miembro de una adinerada familia, tuvo que enfrentarse al hecho de que ésta no siempre aprobara el ambiente en el que el ilustrador se movía. Amigo de socializar con gente de la farándula y de moverse por ambientes homosexuales, su comportamiento no fue bien recibido por una familia que no llegó en modo alguno a comprender que era en esos ambientes, precisamente, donde Barbier encontraba los temas y la inspiración necesarias para construir su obra.
El estilo como ilustrador de George Barbier es heredero directo del estilo de Aubrey Beardsley, un ilustrador y caricaturista británico satírico y muy polémico que había realizado escandalosas ilustraciones para obras clásicas como Lisístrata o Salomé y que subyugó a Barbier con sus ilustraciones para varias obras de Edgar Allan Poe.
George Barbier, pese a fallecer con apenas 50 años, realizó una ingente labor como ilustrador. Se dice que ilustró más de mil libros, entre ellos obras de Baudelaire, Théophile Gautier, Pierre Louÿs o Paul Verlaine. En todas esas obras, George Barbier dejó su huella elegante y sensual. No en vano, su calidad como ilustrador y la elegancia innata de su trazo hizo que muchas marcas se sintieran atraídas por su trabajo y requirieran sus servicios. Una de esas marcas fue Cartier, marca asociada al lujo donde las haya. George Barbier creó para la marca parisina, entre otros diseños, el de la imagen en que se contempla a una pantera a los pies de una mujer que sostiene entre sus manos un gran collar y que se convirtió en la marca registrada de la firma.
Las ilustraciones de George Barbier, cargadas de ese aire vintage y esa insinuante provocación que, sin dejar de ser elegante, es sensual y tenuemente erótica, han aguantado bien el paso del tiempo. Aprovechamos la ocasión para mostraros algunas de ellas y para invitaros a profundizar en la obra de un ilustrador que firmó la que se considera una obra maestra en la historia de la moda: el “Almanaque de las modas pasadas, presentes y futuras”, editado en cinco volúmenes, entre los años 1922 y 1925 bajo el título Falbalas et Fanfreluches.