Irina Shayk: la depresión del crack
Los que entienden de fútbol dicen que el bajón del rendimiento deportivo que el delantero del Real Madrid CF Cristiano Ronaldo ha sufrido durante el primer trimestre del año en curso ha sido debido a un problema anímico derivado de la ruptura con su pareja, la modelo rusa Irina Shayk. Dicha ruptura se hizo oficial el 14 de enero, apenas ocho días después de que Irina Shayk cumpliera 29 años. Nacida el 6 de enero de 1986 (¡qué regalo de Reyes para los amantes de la belleza de todo el mundo!), Irina era la pareja oficial y reconocida del futbolista portugués desde 2010.
Muchos se han preguntado si esta ruptura sentimental bastaba para entristecer y deprimir a CR7. La verdad es que el muchacho parece un poco pagado de sí mismo. Guapo y millonario (lo primero puede matizarse según el gusto de cada cual pero lo segundo no admite réplica), no parecía que una ruptura de ese tipo pudiera afectar a alguien a quien, a buen seguro, no faltarán bellas pretendientes dispuestas a ocupar el lugar que en su corazón y en su cama ocupaba la modelo rusa. Luego, claro, uno se detiene a mirar alguna que otra fotografía de Irina Shayk y es ahí, en esa observación detenida y deslumbrada, cuando uno empieza a comprender la desolación del actual Balón de Oro.
Y es que Irina Shayk no es sólo una belleza más. Irina Shayk es La Belleza. Sin matices ni tachas. Ojos verdes y cabello marrón. Piel morena pese a ser rusa. Ella lo atribuye a su padre, tártaro y, por tanto, más moreno de piel que los rusos comunes. 1,78 de altura y un cuerpo perfecto como lo atestiguan tantas y tantas portadas y tantas fotos en bañador. De los labios de Irina Shayk es mejor no hablar ya que fácilmente caeríamos en la tentación de dejarnos atrapar por el sueño ilusionado de lo que esos labios podrían hacer en nuestro cuerpo. Difícil no soñar con que esos labios recorren lentamente la ardiente geografía de nuestra piel. Difícil no imaginar felaciones perfectas. Difícil no soñar con el momento en que esos labios abarcan el contorno incendiado de nuestra masculinidad. Es ahí, al pensar en que alguien ha podido gozar de ese placer y que, de repente, se ha visto condenado a dejarlo de gozar, cuando empezamos a comprender la magnitud de su desolación. Aunque sea guapo, millonario y famoso. Aunque sea del equipo rival. Y es en ese aspecto tan humano como el de la tristeza por la belleza perdida en el que nos solidarizamos con él. Lo hacemos durante el tiempo que dura nuestro embelesamiento. Y es que la Belleza de verdad, la que se escribe con mayúsculas, siempre es causa de embeleso y culpable de comportamientos extraños. ¿Y qué hay más extraño que apiadarse de un guapo, famoso y millonario que, además, es rival deportivo como ningún otro rival puede llegar a serlo?
Imaginar a Irina Shayk desnuda, a Irina Shayk follando, es imaginar un despliegue absoluto de belleza y sensualidad. La vemos en alguna fotografía salir del agua, empapada, cubriéndose los senos con los brazos, y pensamos en un Botticelli actual que imaginara una Primavera que emergiera desde el fondo del mar para cubrir el mundo con su belleza. Vemos a Irina Shayk lanzándonos un beso con esos labios carnosos con los que la adornó la vida y somos capaces de lanzarnos al vacío en busca de ese beso volador.
Eres carne de papel couché, Irina Shayk. Has nacido para ser portada de revista. Tu sonrisa luminosa abofetea la mueca de asco que se dibuja en ocasiones en las bocas de otras bellezas de relumbrón, algunas de ellas patrias, algunas de ellas mujeres de compañeros de equipo de tu expareja.
Te vemos, Irina, y sentimos cómo una oleada de deseo se apodera de nosotros. Si sólo nos fuera concedida la dicha de fotografiarte y la fotografía digital aún no hubiera sido inventada, ¿cuántos carretes fotográficos no gastaríamos para dejar constancia de esa belleza que anida en cada uno de los centímetros de tu cuerpo? Quizás tantos como sueños húmedos provocas en nosotros cuando te vemos, inalcanzable y divina, deseable e imposible, en las portadas de revistas de todo el mundo.
De esos sueños nos quedará siempre la calentura y las ganas de encontrar una mujer bella como tú, Irina Shayk. Buscaremos un rostro y un cuerpo semejantes al tuyo por las calles, en los mercados, en los centros comerciales, en las colas del cine. Hasta en la cola del paro buscaremos un cuerpo y un rostro como el tuyo, Irina. Se nos ha dicho que la Belleza puede anidar en cualquier rincón. Por eso seguiremos buscándote sin descanso. Buscaremos sin tregua y poco a poco iremos hundiéndonos en una especie de desolada desesperación. Por suerte, nuestro bajón anímico no se traducirá en un descenso en nuestro rendimiento deportivo. No somos guapos ni famosos ni millonarios ni militamos en un equipo de fútbol de primera línea mundial. Ningún hooligan espera nuestros goles para sentirse un poco más feliz. Después, un día, navegando por los mares de internet, recalaremos en girlsbcn.tv y encontraremos a esa escort que, lejanamente, nos recordará a ti. La llamaremos, hablaremos con ella, le contaremos nuestros sueños y deseos y ella nos dirá que sí, que vayamos a su estudio particular o en una habitación de hotel reservada para el caso, que ella se encargará de convertir en realidad esos sueños. Y entonces saldremos del sueño de imaginarte para zambullirnos en el delirio del placer que esa escort nos proporcionará. Su carne será real y real será el calor de su cuerpo. El tuyo, Irina, seguirá siendo un cuerpo de papel couché, inalcanzable y bello.