Belleza recogida en gran angular
Este año se cumple el décimo quinto aniversario de la muerte de uno de los fotógrafos eróticos más elegantes y sensuales que ha dado el mundo de la Fotografía. Ese artista fue Jeanloup Sieff. Parisino de 1933, un cáncer se lo llevó cuando el milenio estaba a punto de iniciarse, en noviembre del 2000.
Jeanloup Sieff adquirió fama y reconocimiento mundial como retratista de múltiples artistas y políticos (figuras como Jane Birkin, Yves Montand, Alfred Hitchcock, Yves Saint-Laurent y Rudolf Nureyev tuvieron el honor de convertirse en protagonistas de su objetivo) y también como autor de múltiples reportajes y fotografías de paisajes (en su época americana realizó un fantástico reportaje sobre el Valle de la Muerte californiano en el que nos mostraba con una poética inigualable la desnudez del árido y desolado paisaje del lugar). Sieff, como vemos, tocó muchas temáticas, todas ellas de una manera fiel a su propia visión del arte fotográfico y la herencia innegable de la escuela de la nueva objetividad y del surrealismo.
Estas influencias determinaron, también, su forma de enfrentarse y plantearse la fotografía erótica, en la que destacó como uno de las grandes firmas. Jeanloup Sieff tenía un concepto de la fotografía según la cual ésta era un medio propio de la edad industrial y que estaba hecho para captar lo efímero y transformarlo en una realidad duradera. Perseguidor de una fotografía inspirada por los sentimientos, Sieff creía que una buena fotografía suscita siempre una emoción que va más allá de lo que representa. Esa capacidad de generación de una emoción por parte de una fotografía tiene para Jeanloup Sieff un carácter casi milagroso y eminentemente subversivo. Sieff defendió siempre el carácter subversivo de la belleza y su capacidad de conmover.
Para captar esa belleza Jeanloup Sieff se sirvió de un estilo en el que el predominio del blanco y negro era absoluto. El uso de grandes angulares fue una de las grandes características de la fotografía de Sieff, quien sostuvo que usar un gran angular es algo así como abrir una ventana al mundo, colgar un gran cuadro en una pared vacía. Junto a este uso del gran angular, la utilización de la luz natural, de los encuadres alargados y de los grandes contrastes entre luces y sombras forzados en el laboratorio son, visualmente, algunas de las señas de identidad de este fotógrafo parisino que se inició como fotógrafo amateur cuando tenía 15 años.
Jeanloup Sieff inició su trabajo como reportero gráfico en 1954. Trabajó para la agencia Magnum (se podrían citar los reportajes sobre la muerte del papa Pío XII o de una huelga minera en Bélgica) y para la revista Elle hasta 1959. Dos años después marchó a Nueva York. Allí colaboró con publicaciones como Look, Esquire y Harper’s Bazaar. Seis años después, en 1967, volvió a instalarse en su París natal. En ese tiempo fueron Then, Vogue o Femme algunas de las cabeceras de moda que disfrutaron de sus reportajes. En 1971 donó algunas colecciones a la Biblioteca Nacional de París. Durante los últimos años de su vida protagonizó un sinfín de exposiciones y retrospectivas que le permitieron disfrutar del reconocimiento público y oficial. Hoy, centros de arte y museos como el Centro Pompidou, el Museo de Arte Moderno de París o el Museo Ludwig exponen algunas de sus obras. En todas ellas puede apreciarse el arte y la técnica de una de las grandes firmas de la historia de la Fotografía.