¿Pecho o culo?
¿Cómo podíamos habernos olvidado de ti, Jessica Alba? ¿Cómo has estado durante tanto tiempo lejos de esta sección? Nos ha bastado verte en la edición digital de un diario español y leer el titular de la noticia en la que apareces para comprender hasta qué punto hemos sido injustos contigo. Entrecomilladas, aparecen en ese titular unas palabras tuyas. “Es mejor tener un buen culo que unos pechos grandes”, dices, y al hacerlo nos sumes en un debate en el que, claro, cada cual dice lo suyo.
En el corrillo que se forma para comentar las palabras de la guapa Jessica Alba los hay que cierran los ojos y se sumergen en un sueño en el que aparecen pechos exuberantes, mamas ciclópeas, senos desbordantes, tetas que desafían la ley de la gravedad desde su aparatosidad casi inverosímil. Los labios de estos soñadores se extasían en la contemplación imaginaria de un planetario en el que satélites y planetas han sido sustituidos por la presencia de melones descomunales, de ubres ubérrimas, de bustos excelsos, y pronuncian nombres como quien rezara un mantra. Brotan así, de los labios casi reverenciales de esos hombres que asocian la feminidad a los pechos, los nombres de mujeres de aparatosas y bellas pechugas, hembras de delantera rimbombante como pueden ser Sofía Vergara, Lindsey Pelas, Christina Hendricks, Salma Hayek, Katy Perry, Kate Upton…
Frente a estos fanáticos del pecho y la areola, del pezón y las bufas, se alzan los que, alineándose en el equipo de Jessica Alba, defienden la primacía del culo, del rulé, del pompis, del trasero, a la hora de determinar qué es lo más importante en la fisonomía de la mujer y qué la hace más atractiva. Como Jessica Alba, muchos opinan que lo de las tetas es una cuestión de modas. Que viene y va. Pero lo del culo, no. El culo femenino siempre ha sido valorado y admirado y deseado, dice Jessica Alba, que, además, desacomplejada y suelta en la presentación de una línea de pantalones vaqueros que llevan su nombre y que están diseñados para hacer un trasero redondeado, con curvas y forma de manzana, afirma que no conoce a un solo hombre “al que no le guste un buen culo”.
El culo inalterable
Al decir esto Jessica Alba se puede sentir muy afortunada y, qué duda cabe, tremendamente deseada. Si de algo puede presumir Jessica Alba es, sin duda, de culo. Repasamos las fotografías de Jessica Alba, nos sumergimos en el océano de imágenes que de ella nos muestra internet y descubrimos algo que ya sabíamos y que, de manera estúpida, quizás un día debimos olvidar: que el culo de Jessica Alba es una de esas joyas con que la naturaleza premia de tanto en tanto a alguna mujer que, por obra y gracia de ese culo, se convierte en preciado objeto del deseo para una legión de hombres.
Jessica Alba es el sueño de todos aquellos hombres que adoran el culo femenino, la cola bien dibujada y glotona, la posadera que invita a imaginar posturas de perrito y penetraciones anales realizadas con la delicadeza que exigen las princesas de cuento. Y es que en Jessica Alba, en el rostro de Jessica Alba, brilla un algo de sensualidad tamizada por el recato, de adolescencia no del todo abandonada que ha sido atropellada por el crecimiento casi milagroso de un puñado de encantos físico que la convierten en una mujer muy deseable.
Jessica Alba desnuda es un monumento a la feminidad: labios carnosos, mirada que se columpia entre la timidez y la provocación, pezones que se apuntan con orgullo sobre el montículo perfecto y comedido de unos pechos que huyen de la exuberancia matronal para delimitar su impero a los límites de un escote tan elegante como atractivo… Jessica Alba desnuda es esa muñeca de medidas perfectas con la que siempre soñamos pasear a la orilla del mar, cenar en un restaurante con alguna estrella Michelin o encerrarnos en un velero a aprovechar el vaivén de las olas para entregarnos a esos quehaceres a los que ya hemos hecho referencia en algún párrafo anterior.
A Jessica Alba la hemos visto, sensual y seductora, en un buen puñado de películas. La hemos visto sonreír, la hemos visto llorar, la hemos visto seducir, y la hemos visto luciendo su maravilloso trasero en El demonio bajo la piel. En una inolvidable escena, el excelso culo de Jessica Alba era azotado inmisericordemente por Casey Affleck. Lamentablemente, en dicha escena no se representaba contrato alguno entre un hombre y una mujer que decidieran, libremente, disfrutar de una relación sexual BDSM. La escena de la que hablamos es, simplemente, la escena de un maltrato. Y es eso precisamente, el componente maltratador de la misma, lo que nos impide disfrutar de lo que, en otras circunstancias, podría resultar muy excitante: ver el culo de Jessica Alba, palmoteado, agitándose trémulo bajo los efectos de una intensa sesión de spanking.
Y es que el culo de Jessica Alba es, sin duda, una tentación que nos hace perder el sentido. Ella lo sabe y, picarona, ha tatuado un poco por debajo de sus riñones, justo tres dedos por encima de donde empieza la rajita que separa sus maravillosas nalgas, un lacito. Con ese pequeño detalle, Jessica Alba convierte su pompis en una especie de regalo. Como eso lo tomamos nosotros. Y como eso lo miramos: como un regalo que está esperándonos para gozar de una magnífica sesión de griego. Sabedores por experiencia del carácter nebuloso de sus sueños y de su tacto de humo, nos dirigimos a www.girlsbcn.com, nuestra página de escorts preferida, y buscamos a esas chicas de compañía para griego en Barcelona o prostitutas de lujo para sexo anal en Madrid que nos van a permitir saciar todo el deseo que el culo de Jessica Alba ha despertado en nosotros.