¿Cómo aparece el deseo?
Labios entreabiertos con lenguas que asoman entre ellos y se deleitan saboreando gelatinas, cremas y golosinas de apariencias fosforescentes o doradas; pubis que muestran su hirsuta pelambrera más allá de las fronteras textiles de la ropa interior; miradas que parecen huir del propio deseo que las consume en busca del objetivo que provocó ese deseo… Cualquiera de estas imágenes podría identificar, ante todos los amantes del erotismo en todas sus vertientes, a cualquiera de las obras de la artista estadounidense Marilyn Minter.
Nacida en 1948 en Louisina, Minter se ha interesado, desde que iniciara su carrera como artista, por todo lo que tenga que ver con la construcción del deseo. La tentación sexual, los equívocos y todo lo que tenga que ver con el deseo femenino son algunos de los temas preferidos de una mujer que, sirviéndose tanto de la fotografía como del video y la pintura, ha centrado sus inquietudes artísticas en la pornografía, el erotismo y la sexualidad.
La conversión del cuerpo femenino en una especie de spot es una de las señas de identidad de esta artista del erotismo. Para constatar hasta qué punto esto es así basta con asomarse a una de sus series fotográficas más famosas: la que hizo sobre la actriz Pamela Anderson. En esta serie, Marilyn Minter decidió despojar de artificios a Pamela Anderson para retratarla al natural, sin tapujos ni maquillajes.
Las imágenes más reconocidas de Minter, sin embargo, son aquéllas que forman parte del vídeo Green Pink Caviar. El nacimiento de estas imágenes ante las que uno no puede permanecer indiferente fue casi milagroso. Minter contó en una ocasión cómo estaban fotografiando niñas que escupían caramelos sobre un vidrio cuando surgió la idea original de estas imágenes. Pidió una modelo con unos labios carnosos y una lengua larga y sensual. Esa modelo fue Louisa Taadou. Una vez conseguida la boca y los labios ideales para plasmar lo que ya había visto en su cabeza, Minter buscó dulces y colorantes de pastelería y decidió que todo debería ser filmado desde abajo y con una cámara de alta definición. El resultado son esas imágenes perfectamente reconocibles que para Marilyn Minter hacen referencia al hambre y a la insaciabilidad y que son la muestra perfecta de un erotismo lleno de colorido y luminosidad.
Toda esa luminosidad queda muy lejos de las que fueron sus primeras fotografías, una serie de imágenes (en blanco y negro) íntimas y muy crudas de su madre que le sirvieron para ganarse fama de extraña en la clase de arte de la universidad de Florida a la que las presentó en 1969. Desde aquellos inicios hasta su fama mundial, conseguida en gran parte gracias a que la cantante Madonna escogió el proyecto Green Pink Caviar para la escenografía multimedia de su gira mundial Sticky & Sweet, Marilyn Minter ha tenido que acostumbrarse a bregar con el a menudo intransigente desprecio de grupos y personalidades feministas que han querido ver en su obra una utilización mercantilista y sexista del cuerpo de la mujer.
Lejos de todas esas interpretaciones, las obras de Marilyn Minter no deben ser interpretadas sino como una interpretación personal de nuestros impulsos, compulsiones y fantasías más intensas. Para conocer esa obra basta con pasearse por la web o, los más afortunados, con desplazarse al Museo de Arte Contemporáneo de Denver (USA) entre el próximo 18 de septiembre y el 31 de enero del próximo año. En dicho museo se expondrá una muestra de arte que, con el título de Pretty Dirty, recorrerá las más de tres décadas de carrera de Marilyn Minter. Nada mejor que esa muestra para comprobar hasta qué punto la construcción del deseo ha sido la obsesión artística de esta interesante mujer y artista que es Marilyn Minter.