De Alcobendas a Hollywood
Cada país tiene su belleza de exportación. Entre las españolas, Penélope Cruz es una de las más internacionalmente reconocidas. El pasado mes de octubre, sin ir más lejos, fue elegida por la revista estadounidense Esquire como la mujer más sexy del mundo. Con dicha nominación, su nombre engrosaba una lista en la que años anteriores habían figurado nombres como el de Halle Berry, Angelina Jolie, Rihanna o Scarlett Johansson. Algunos de esos nombres ya han tenido su espacio y nuestro homenaje en esta página. Otros no tardarán en tenerlo.
En la portada de la citada revista Esquire, Penélope Cruz, nuestra Pe, aparecía con un bello bañador negro que recordaba al look que había mostrado al rodar el musical Nine. Con los labios entreabiertos y su bella melena colocada a un lado y caída sobre un brazo, Penélope Cruz se nos aparecía seductora y altiva, muy diferente al primer recuerdo que guardamos de ella.
Delgada, con carita de no haber roto nunca un plato, frágil, como un patito feo que se fuera volviendo guapo por momentos… Así recordamos a Penélope Cruz a principios de los 90. Ella presentaba La quinta marcha junto a Jesús Vázquez. Ella protagonizó el videoclip del hiperconocido éxito de Mecano La fuerza del destino. Nosotros, los que tenemos pensamientos lujuriosos a diario, los que no podemos permanecer insensibles ante la belleza de la mujer y tenemos una imaginación calenturienta y desatada, no tardamos en iluminar nuestras más íntimas masturbaciones con la lucecita de aquella chiquilla que parecía apenas salida de la adolescencia. En nuestras noches se nos aparecía, como si de un angelito lúbrico se tratara, la imagen turbadora de Penélope Cruz desnuda. Su presencia y el recuerdo de su imagen nos invitaba a un sexo casi adolescente, de polvo apresurado en el asiento trasero de un coche o de paja y mamada veloz en la oscuridad de un portal con las luces apagadas.
Pensar en Penélope Cruz follando se convirtió en uno de nuestros vicios secretos. El cineasta Jaime Chávarri nos leyó el pensamiento y la escogió como protagonista de un capítulo de la serie erótica Serie Rosa, una serie televisiva francesa que era una antología de historias libertinas del siglo XVIII adaptadas a la realidad de nuestros días. El desnudo de Penélope Cruz deslumbró en aquel episodio televisivo y también lo hizo en El laberinto griego y, por supuesto, en una de las películas míticas de ese gran erotómano que fue Bigas Luna. Hablamos de Jamón, jamón, una película de 1992 que tiene un algo de mítico en la filmografía de Penélope Cruz.
En Jamón, jamón podemos ver cómo, con delectación, Javier Bardem lame y chupetea los pezones y las tetas de Penélope Cruz, cómo hunde su boca en la entrepierna de Pe. Esto, seguramente, debió convertirse en algo habitual en la vida real (no podemos ni queremos imaginarlo de otro modo), ya que, a raíz de la película, Javier y Penélope anduvieron ennoviados. Eran jóvenes y guapos. Lo de ser prototipos de lo deseable tanto en lo masculino como en lo femenino les llegaría después. Deberían pasar dos décadas para que, tras andar rodando sentimentalmente por separado, se convirtieran en marido y mujer. Cuando ese momento llegase, aquella adolescente sensual y bonita que había iluminado desde su frescura casi adolescente nuestras masturbaciones se habría ajamonado, se habría hecho más carnal y madura, mucho más hermosa y deseable.
Porque no sabemos en qué momento exactamente pasó, pero pasó. Penélope Cruz perdió su aire adolescente y se volvió una bella mujer. A ello ayudaron esos quilitos que fue ganando, esos hermosos pechos que se asoman como dos palomas que se posaran sobre el balcón de tejido de un escote, los fantásticos vestidos que acostumbra a escoger para los actos públicos y las alfombras rojas, y, por supuesto, su hermosa, deslumbrante y fantástica melena de mujer mediterránea.
Filmografía de la belleza
Para nuestro placer, el cine no ha cesado, en todos estos años, de mostrarnos el bello rostro de Penélope Cruz en una carrera en la que no han faltado los premios (Oscar incluido) ni las nominaciones. La hemos visto en Belle Époque, en El amor perjudica seriamente la salud, en Abre los ojos, en La niña de tus ojos, en Todo sobre mi madre, en Volver… La hemos visto compartiendo escenas con Antonio Resines y con Johnny Depp, con Antonia San Juan y con Halle Berry, con Fernando Fernán Gómez y con Matthew McConaughey, con Chus Lampreave y con Scarlett Johansson, con Santiago Segura y con Tom Cruise. De éste, al igual que de McConaughey, llegó a ser pareja. Se lo perdonamos. Todos tenemos derecho a tener un agujero negro en nuestra existencia. De hecho, todos nosotros acostumbramos a tenerlo. Y al resto del mundo le extraña que lo tengamos. A nosotros también nos extrañó aquella relación entre la chica de Alcobendas y el sosito de Siracusa (EEUU). Por eso suspiramos aliviados cuando aquella relación terminó. De hecho, cuando pensamos en ellos, todavía nos preguntamos si el chico de la Cienciología le hizo los honores debidos al cuerpo hermoso y concupiscente de Penélope Cruz. Nos reservaremos el beneficio de la duda mientras seguimos soñando con tu belleza mediterránea, Penélope, y al revés que en la canción de Joan Manuel Serrat que hizo que tus padres escogieran precisamente ese nombre, Penélope, y no ningún otro, seremos nosotros quienes, sentados en un banco de una estación de tren, esperemos tu paso. Te veremos pasar y permaneceremos mudos, un poco porque las estrellas de cine siempre nos han cohibido y otro poco porque tememos la reacción que pudiera tener tu marido ante nuestros piropos. Y es que tu Javier, Penélope, tiene pinta de bruto. Y de afortunado.
Y cuando hayas pasado, Penélope Cruz, y de ti sólo quede para nosotros el aroma exquisito y dulce que a tu paso haya dejado tu belleza, nos levantaremos con calma y caminaremos hacia ese lugar en el que nos habremos citado con una bella escort de GirlsBcn. Ella, seductora como tú, nos curará con sus mimos y su simpatía (y con esos juegos picarones que quedarán para nosotros) de todas las melancolías que nos haya dejado tu recuerdo.