El desnudo del verano
Los veranos suelen dejar en el papel cuché alguna que otra imagen para el recuerdo. Las cámaras de los paparazzi buscan por playas, yates, calas, etc. ess fotografía que podrán vender a precio de oro, les permitirá unos meses de tranquilidad monetaria y que mostrará lo que ninguna otra foto hasta ese momento ha mostrado. Del verano de 2016 quedarán sin duda, para el recuerdo de todos, muchas imágenes de los Juegos Olímpicos de Río: que si Usain Bolt sonriendo mientras cruza la línea de meta con una ventaja insultante sobre el segundo, que si la alegría desbordada de Ruth Beitia paseando por el tartán la bandera de España, que si las lágrimas de satisfacción de Mireia Belmonte mezclándose con el agua clorada de la piscina, que si los brazos casi infinitos de un Michael Phelps que nada tan deprisa (o incluso un poco más) que los demás caminamos…
A todas estas fotos, inevitables cuando se produce un acontecimiento deportivo de la importancia de unos Juegos Olímpicos, hay que añadir las que capturan los paparazzi y las que los propios personajes VIPS cuelgan en las redes sociales. Entre todas ellas, Instagram es quien se lleva el gato al agua a la hora de convertirse en catálogo promocional de muchos y muchas VIPS.
Quien más quien menos hace su posado en verano e Instagram se convierte en una inacabable pasarela por la que se pasean personajes tan variados como las hermanas Kardashian, con la exuberante Kim a la cabeza, surferas de distinto pelaje, mujeres, exmujeres, novias y exnovias de futbolistas, modelos que compiten por el penúltimo rayo de sol y otras muchas bellezas que, de tan abusiva presencia, acaban convertidas en carne indiferenciada, un totum revolutum de nalgas, sonrisas, piernas, pechos, etc.
De vez en cuando, sin embargo, alguna fotografía adquiere un protagonismo especial y se destaca sobre las demás por algún aspecto concreto. Era de ese tipo de fotografías de las que hablábamos al principio de este post. En este verano de 2016 hay dos imágenes que ha adquirido una relevancia especial sobre el resto de fotografías publicadas o editadas por los diferentes medios de comunicación. Ambas fotografías muestran a dos hombres y ambos hombres muestran eso cuyo tamaño todos sabemos (o queremos creernos) que no importa pero que siempre se convierte en un reclamo infalible cuando aparece, más o menos lustroso, más o menos envidiable, en
El primero de esos hombres ha sido el actor Orlando Bloom. Acompañado de la excitante Katy Perry (a quienes ya dedicamos nuestra loa en esta sección), Bloom enseñaba la mortadela mientras practicaba paddlesurf con su sensual acompañante y, según se cuenta, futura mujer.
Otro ligue de Justin Bieber
El segundo de esos hombres que, al mostrar su pene, ha dejado de alguna manera su señal sobre la memoria que guardemos del verano de 2016 es el enfant terrible del pop internacional, Justin Bieber. A Bieber las novias se le pueden contar como a Messi los goles. Parecen no tener fin. Justin Bieber podría ser, si quisiéramos, nuestro proveedor oficial de bellezas para esta sección. Ya nos permitió, hace unos meses, fijarnos con más detalle en la belleza made in Playboy de Xenia Delhi. Ahora, Justin Bieber ha sido “cazado” desnudo en un rincón paradisíaco de Hawaii. Junto a él aparecía una sensual y provocativa belleza rubia que enseguida captó nuestra atención. Estamos hablando de Sahara Ray, una de esas mujeres que hacen que nuestra imaginación eche a volar y que nuestros pensamientos giren alrededor de una única palabra: SEXO.
Sahara Ray es de esas mujeres que llevan el sexo escrito en la cara. Imposible imaginarla asexual. Su mirada provocadora, sus pechos acogedores y generosos, sus duros pezones, sus labios chupones… todo eso nos obliga a pensar en ella como en una mujer a la que no le debe costar demasiado olvidarse de todo para entregarse a las mieles del placer. Sahara Ray se nos aparece en tantas y tantas fotos que encontramos en internet como la compañía ideal para unas vacaciones. Con Sahara Ray no cuesta nada imaginarnos un verano que sólo fuera una placentera sucesión de días de sol, carretera, playa, baño y, por supuesto, sexo, mucho sexo.
Sahara Ray desnuda se nos antoja una especie de Eva con la que compartiríamos, de poder hacerlo, un Paraíso que sabríamos temporal y a cuyas tentaciones nos rendiríamos sin oponer apenas resistencia. ¿Cómo oponerla, después de todo, si a nuestra imaginación le da por pintar el lienzo provocador y excitante de una Sahara Ray que nos folla sin prisas y como con desgana, que nos cabalga lenta, muy lentamente, mientras cierra los ojos y se concentra en el flujo de placer que recorre su cuerpo hasta que, llegada al borde del orgasmo, clava sus uñas en nuestro pecho y deja en ellos la marca rojiza y sangrienta de su satisfacción?
Sahara Ray, que fue surfista cuando era niña como lo había sido su padre, Tony Ray, una leyenda del surf, optó por el camino de la moda para explotar al máximo su indudable atractivo. Éste la ha convertido en una de las estrellas más rutilantes de Intagram. Un millón de seguidores son la prueba fehaciente de hasta qué punto la sensualidad y el erotismo de Sahara Ray causan sensación.
Que quisiéramos haber vivido unas vacaciones como las que Justin Bieber debe haber vivido junto a Sahara Ray es algo que cualquier amante de la belleza femenina puede comprender. Pero los sueño, sueños son, y, llegada la hora de la verdad, no nos queda otro remedio que el de conformarnos con imaginar a Sahara Ray follando como la hemos imaginado anteriormente, cabalgándonos, concentrada absolutamente en las sensaciones de su cuerpo, derritiéndose de placer ante nuestros ojos, con la mirada enfebrecida y los labios hinchados y rojos de excitación, con su cuerpo surfero crispado por una oleada de gozo, desmadejada entre nuestros brazos como desmadejada suele verse esa melena rubia suya que acostumbra a caer, salvaje, como una lluvia de trigo u oro. Aunque también podemos imaginarla adoptando la nunca suficientemente alabada postura del perrito, con el maravilloso culo de Sahara Ray en perfecta exposición, en pompa, perfectamente dispuesto para que nuestra boca pueda hundirse entre sus nalgas o nuestras manos puedan sobarlas, pellizcarlas y, ¿por qué no?, abofetearlas a base de bien con una sarta de cachetes que se irán volviendo algo más intensos mientras nuestro deseo entre y salga del cuerpo de Sahara Ray, que cerrará los ojos para recibirnos dentro de su vagina o quizás, quién sabe, dentro de su culo, un culo que imaginamos fanático del sexo anal y al que loamos desde aquí, ebrios de placer y tiñosos de envidia. ¡Puto Justin Bieber! ¿Cuándo dejarás de provocarnos todos esos arreones de envidia que siempre nos provocas?