La sensualidad de la mujer dormida
Sobre la imagen de una mujer dormida siempre aletea un algo sensual. Y ese algo sensual, ese hálito, se hace más evidente todavía cuando la mujer que se ha abandonado a los brazos de Morfeo es joven y, además, guapa. Esta lección, sabida por todo hombre amante de lo erótico, fue tempranamente aprendida por el artista ruso Serge Marshennikov.
Nacido en Ufá, Baskortostán (una de las repúblicas que integran Rusia), en 1971, Serge Marshennikov fue un dibujante precoz. Su madre, maestra de preescolar, le animó desde niño a estudiar y le proporcionó los profesores particulares necesarios para que Serguéi mejorara su técnica como dibujante y pintor. El hecho de recibir una serie de premios por cuadros realizados con diferentes técnicas, entre las que predominaban el pastel y la acuarela, Serge Marshennikov decidió dedicarse a la pintura de manera profesional. Para ello, tras finalizar sus estudios en Ufá y para mejorar aún más su ya entonces prodigiosa técnica pictórica, Marshennikov se trasladó a la Academia Imperial de las Artes de San Petersburgo. Esta academia pasa por ser una de las más prestigiosas academias de arte de todo el mundo. El ser uno de los graduados con mayor talento de la Academia le permitió acceder a todo un privilegio: el de poder realizar estudios de posgrado en el estudio particular del profesor Mílnikov, rector de la Academia.
Influenciado por la obra artística de pintores como el estadounidense Andrew Wyeth (1917-2009) o el berlinés Lucian Freud (1922-2011), Serge Marshennikov no tardó en formar parte de una corriente artística conocida con los nombres de realismo radical, ultrarrealismo o hiperrealismo, y que se caracteriza principalmente por intentar convertir la pintura en una especie de fotografía hasta el punto de que quien contemple la obra dude sobre si lo que está contemplando es una cosa u otra. La precisión, la exactitud de los detalles, la meticulosidad… ésas serían algunas de las características principales de la corriente hiperrealista y, también, de los cuadros de Serge Marshennikov.
Marshennikov nos convierte en voyeurs
Serge Marshennikov domina a la perfección las técnicas pictóricas del arte ruso del siglo XIX y eso se nota en cada uno de sus sugerentes cuadros. En ellos pueden contemplarse principalmente mujeres que, entregadas al sueño, irradian una sensualidad cargada de inocencia. En los cuadros de Marshennikov hay un canto a la juventud, sí, pero también a la lujuria. ¿O es nuestra mirada la que es lujuriosa y malinterpreta lo que no deja de ser puro descanso? ¿Somos nosotros, con nuestro sucio mirar y nuestra mente calenturienta, quienes convertimos en objeto del deseo más turbio a las doncellas más frágiles? Puede ser que nos incite a ello la falta de pudor que trasudan las posturas relajadas de las mujeres pintadas por Marshennikov al entregarse de manera absoluta a su descanso.
Al contemplar los cuadros de Serge Marshennikov nos sentimos absolutos voyeurs, invasores absolutos de la intimidad de mujeres que, en muchas ocasiones, más que enseñar dejan entrever. Los pubis de las mujeres pintadas por Marshennikov aparecen pudorosamente cubiertos por una sábana o por la adopción de una determinada postura. Sus senos, en ocasiones se muestran y en otras se insinúan, pero siempre lo hacen de una forma absolutamente cargada de normalidad, sin afectación ni exhibicionismo.
En las mujeres pintadas por Serge Marshennikov hay un algo turbador que muy probablemente brota del aire de inocencia que, en la inmensa mayoría de los casos, se observa en todas ellas. A simple vista, las protagonistas de los cuadros de Marshennikov no parecen mujeres lujuriosas que se hallan entregado una y mil veces a los gozos carnales. Es más: en casi todas las ocasiones las mujeres retratadas por Marshennikov parecen vírgenes, tiernas damiselas que aún no han catado varón. Esto, sin duda, inyecta unas buenas dosis de morbo al acto de contemplar a esas mujeres. Al contemplar a las protagonistas femeninas de los cuadros de Marshennikov estamos contemplando a la joven que, siendo virgen, está a un tris de dejar de serlo. Y eso resulta inquietante y sumamente tentador. Después de todo, en nuestro cerebro empapado de testosterona hay una pregunta que, ladina como una tentación demoníaca, no deja de insinuarse: ¿quién nos dice que, al mirar como estamos mirando a esas inocentes mujeres, no estamos, en cierto modo, poseyéndolas por vez primera? Nuestra mirada, así, adquiere la conciencia de ser una mirada desvirgadora. Y eso, claro, resulta muy atrayente para cualquier hombre.
Dominio técnico
Para realizar estas maravillas, Serge Marshennikov combina las técnicas del óleo, las acuarelas y las pinturas pastel. Gracias a su prodigiosa combinación, Marshennikov consigue que las mujeres de sus cuadros, comúnmente retratadas sobre un fondo poco definido, emanen una luz muy particular y poderosa, una luz que las convierte en protagonistas absoluto del cuadro. El resultado de esta combinación de técnicas está a la vista. Sin duda, Marshennikov ha creado una obra de gran calidad y muy personal, lo que le ha valido el ser ganador de múltiples premios y también el ser expuesto en diversas salas del mundo. La mayor parte de los cuadros de Serge Marshennikov, sin embargo, han ido a parar a manos privadas tras haber sido subastados.
En este artículo de GirlsBCN.tv queremos mostrarte algunas de las joyas pictóricas realizadas por Serge Marshennikov.